domingo, 20 de julio de 2008

Cuando a veces no hablo tú me hablas.
A pesar de mi gesto, de mi compostura,
no pongas tanto empeño en explicarte:
casi nunca te oigo.
Te conozco del tiempo que no paso contigo,
por eso me despido cuando voy en tu busca.

jueves, 10 de julio de 2008

Si te movieras
cuando la pelvis húmeda golpea,
alcanza, hiere.
Si adelantaras, en extraño equilibrio,
la parte última de niña que te queda
que desde el pecho cae hasta el sexo absoluto.
Después de un ritmo originario,
la involuntaria ofrenda de tu risa
que me cobro y reparo con espanto y silencio,
pues no es cierto que aquí
venzamos algo,
este osario de carne, pérdida y ruinas.
Descansa en mí.
Limítame a dejarme en la derrota.

viernes, 4 de julio de 2008

Leo

Me ha tendido en su patio (elpatiointerior.blogspot.com) dejando a secar mis vergüenzas. Es un hombre de la sierra arrejuntado con una isleña que habla deprisa pero le ama despacio. Su verso es español y elegante. Como a mí, le gustan Castella y el mollate. Como él dice, yo también tengo sólo buenos momentos juntos. Por poco nos echaron del Lizarrán, por borrachos (que no porque yo tirara los palillos, calumnia todavía no derribada). Entre dificultades, siempre lo he visto sonriendo. No sé cómo, pero me caló en dos tardes y me escribió este soneto que estoy a punto de colgar en el estudio. Un abrazo. Nos vemos en nada.


La chaqueta asonante de un bohemio,
el pelo recortado a lo recluso,
ojos casi entornados, en desuso,
laxo caminar, maletín de genio.

Ordenado enseñante por el gremio
rústico de las letras aún en uso,
perseguidor de bellas sin abuso,
Cyrano, rimador de amor sin premio.

Cantautor de canciones embargadas,
guitarrista entre el humo y los licores,
de coplas y letrillas flamenquero.

Diestro en el arte de las carcajadas,
zurdo de pensamientos y colores,
mairenero del alma…, mairenero.

Leopoldo F. Espínola.