jueves, 7 de agosto de 2008

Todo lo que ha costado amar el cuerpo,
urdirlo, destilarlo
desde el primer encuentro,
cuando posaba nuevo y aún no era
destino, más que borde,
sagrado todavía.
Largo tiempo nos lleva amar un cuerpo
aunque se doble luego en olvidarlo.
La inocencia del cuello y su manía,
la frescura del labio frente al muslo y su infierno,
el desconocimiento de los pechos profundo y absoluto,
la liturgia perdida de unas manos enclencles
pero que así bastaban.
Quién está dispuesto a más aprendizaje,
insiste, teme, se resigna,
olvida.

3 comentarios:

Baretta dijo...

¿Por qué tengo 200 madres cuando realmente lo que quiero tener son 200 amantes?
Pablito (Coque Malla) en Todo es mentira

Por fin ha llegado a vuestro blog el señor BARETTA, corresponsal de miguealberto en Bologna, Italia, a partir de septiembre.

Anónimo dijo...

¡Ese Javi! ¿Qué tal el viaje? Buena idea eso de que hagas de corresponsal. Un abrazo.

Leo dijo...

El poeta sigue a lo suyo y me alegro.
Espero tus poemas desde tu exilio laboral.
Ya me dirás dónde te podemos visitar algún fin de semana.

Un abrazo