martes, 23 de diciembre de 2008

Poemas



Antaño, si mal no recuerdo, mi vida era un festín donde se abrían todos los corazones, donde todos los vinos corrían. Una noche, senté a la belleza en mis rodillas, y la encontré amarga. Y la injurié.




Así comienza Una temporada en el infierno, de Arthur Rimbaud. Sam ha encontrado los antiguos poemas que escribí y que le iba entregando en servilletas, papeles sucios y word 98. He recordado que era un joven triste. Tardé en insultar a la belleza demasiado. Antes la mecí largamente. Os dejo aquí algunos de esos poemas. Llamadme ahora, mirad la cara imbécil de feliz que llevo.


3 comentarios:

Baretta dijo...

Decía Benavente, pero Jacinto, no el ínclito, que "la ironía es una tristeza que no puede llorar y sonríe".
Cada detalle de tus versos es ese vicio, bien adquirido, eso sí.

Anónimo dijo...

Cada vez que alguien pregunta a mi alrededor, o yo mismo lo pergunto,o me preguntan: ¿en qué piensas?, me sale la coletilla "en la curva templada de tu vientre"...es de un poema tuyo, de esos que tú llamas antiguos...tengo la suerte, también, de tener trocitos de folios con versos y poemas tuyos guardados...Un beso, o dos...

Baretta dijo...

Vane, ya he solucionado lo de los comentarios.

Compañeros, como no nos hemos visto por vuestras laderas, a ver si nos juntamos por estas caderas.

Baci per tutti!