jueves, 6 de octubre de 2011

La tiza

Ha muerto Steve Jobs, como sabéis, y reconozco que me ha apenado la noticia de algún modo. Esto me ha sorprendido, pues mi interés y apego por las glorias de este hombre se limitaban al reconocimiento sobrio cuando escuchaba sus hazañas en boca de algunos amigos, algo parecido al rostro de mi padre cuando intenté explicarle qué era eso del facebook. Me han sorprendido igualmente las elegías por doquier en la prensa mundial hechas por personas de generaciones anteriores a la mía. No tengo iPad, ni iPod, y aún no tengo el iphone que sin duda tendré. No puedo decir, siquiera, que sea un aficionado a estas tecnologías, pero me gustan, y hasta ahora, sólo he visto en ellas las ventajas que proporcionan.
Steve Jobs creó hace tan sólo treinta años un ordenador, Lisa, que costaba diez mil dólares. Hace unas horas, hubo cierta desilusión al comprobar que el nuevo iphone no aportaba suficientes sorpresas.
Ahí es donde quiero llegar. Esta mañana he hecho que quince alumnos resumieran a lápiz un texto de una página, algo que probablemente, en un día como hoy, hace exactamente cien años, algún joven profesor de lengua española ordenara a sus alumnos. A nosotros, compañeros, nos ha tocado el cambio. Cuanto antes lo hagamos, sin reticencias, menos tiempo perderemos. Me guardaré una tiza como objeto vintage que algún día decorará (qué predecible) mi casa.

2 comentarios:

Porerror dijo...

Esperemos que las nuevas tecnologías no arrinconen (demasiado rápido) al lápiz, etc (aunque a la tiza le pueden ir dando por culo, dice Harvest).

Si no, tendremos que congelarnos onda Walt Disney, pero a la espera de que nos descongelen cual sanjacobos no en un futuro lejano -que sería peor-, sino en la época de Antonio Machado.

(Su poquitito de demagogia, ahí...)

BIENVENIDO DE NUEVO A LOS RUEDOS, BUEN MIGUE :)

alberto y migue dijo...

Hay que llegar al humanismo por la tablet