miércoles, 3 de octubre de 2007

Una serie de molestias en la garganta es lo único que me diferencia de un mueble de mi casa. Aquí hay algunos muebles con mejor humor que yo. El ventilador de la cocina, por ejemplo; parece que le han dado una gran noticia. Todas las clases de molestias que existen. Trago, y algo punzante; trago otra vez y algo parecido a agujetas en el cuello.
Uno acaba acostumbrándose a la enfermedad. Quién era ese de los viernes por la noche. Mis amigos me llaman, me llamáis, y hablo y no hablo con ellos. Con ustedes. Abandonar la enfermedad será también difícil, porque uno se tapa cada noche con la sábana de la enfermedad, acurrucado, y dará miedo y pereza destaparse y salir ahí otra vez, a pecho descubierto. Y encima Paul Auster. Compro Trilogía de Nueva York, y comienzo a leer una novela de detectives, y ahí está la trampa, porque luego llega Auster y lo que cuenta es la caída de un hombre, y caigo algo también porque no estoy, claro, para muchas caídas. Al menos, su hija está buenísima. Necesito, como veis, el alta pronto. Un beso para Sam, que se le ha muerto su amigo Paco. Y un beso a todos y nos vemos pronto.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Ánimo Migue, paciencia y diligencia, recuperate que para la feria de abril nos vamos a ver aJosé tomás a la Maestranza.

Anónimo dijo...

Hola Migue, espero que te vayas recuperando. Cuando vuelvas al trabajo no te olvides de pedir el micro, para que no te fuerces.
Igual te vendría bien un bañito en el Mediterráneo o un poco de aire de mar. Ya sabes que por aquí se ven esos paisajes que tanto te gustan y te recuperan como los de esa foto... BESITOS.

Anónimo dijo...

Gracias, pareja. Mañana tengo cita con el otorrino, a ver qué me dice. Hoy he empezado a trabajar, y a ver si continúo, porque me parece que me están mirando como diciendo: "éste es un artista del engaño".